martes, 10 de diciembre de 2019

SIMETRÍA

Encajas en mi luz, quién lo diría,
tu física lunar en este abismo
transformando en materia el espejismo
domestica deseos en jauría.
El eje donde apoya tu osadía,
tejiendo con mi piel un asterismo,
ensalza en imprudente cataclismo
las aguas con que abrasa tu porfía.
Meridianos, parejos, paralelos;
idénticos los sueños abisales;
compartiendo delirios, los alelos,
en cadencias y giros demenciales,
muestran que son simétricos los cielos
de amantes, en arrullo, siderales.
.
I Martínez


@memoriadelapiedra

miércoles, 13 de noviembre de 2019

PREVENIR EL INVIERNO

PREVENIR EL INVIERNO
.
Pensó que podría prevenir el invierno
y sazonaba el café con pétalos de flores.
Se miraba en los cráteres de la luna
como quien busca respuestas en el fondo del pozo.
Soy hermosa, se dijo, y se olvidó de rezar
a las pequeñas cosas que nunca necesita.
Aquel día aprehendió la épica de las nubes
y se dejó tender en una cama sin puñales.
El hambre de unos ojos quiso cortarle el paso,
pero sus piernas decididas son peonzas
que vuelcan las fronteras y los límites.
Cuando la vida le sonríe sin premeditación,
yo la llevo orgullosa colgada de mi pelo,
con esa leve ambición de golondrina
con que destierra el invierno de mi mente
y deja una huella cadenciosa
en las tardes moribundas.
.
I Martínez

domingo, 10 de noviembre de 2019

NO LA CONOCEN

Mi pequeño homenaje a Gloria Fuertes. Copio al final un poema suyo al que hago referencia en el mío.

NO LA CONOCEN

A Gloria no la conocen,
solo saben que eran niños
y escuchaban sus poemas
graciosos, llenos de mimos.
Pero Gloria era mujer,
ser humano, triste, hambriento,
golpeado por la vida,
por odio y rencores viejos.
Igual que cantó ternezas
desgajaba cada día,
en verso, gritos de fuerza;
contra el fuego, rebeldía.
La quisieron someter,
y su voz firme, sincera,
flotando llega de ayer,
haciéndole una peineta
a estatuas de dictadores
que suicidan sus quimeras
e Historia pone en su sitio,
donde no te afrente verlas.

I Martínez

Os copio el poema de Gloria al que me refiero:

Se suicidó
la estatua del dictador.
La estatua vivía en el centro del estanque.
Una noche de viento
la estatua se lanzó al agua.
La estatua del dictador
murió ahogada.

Sólo las gaviotas la echaron de menos.

Gloria Fuertes. Mujer de verso en pecho, 1996.

sábado, 2 de noviembre de 2019

GÓNGORA

Me hacía gracia homenajear a Góngora y aquí os lo dejo. Empezaron siendo dos décimas, se me transmutaron en intento de soneto y acabó como un engendro de dos cuartetos y dos serventesios. Espero que me lo perdone.

GÓNGORA

Que Góngora era oscuro lo confieso,
que ensartaba latines en morcillas
y no escribió a derechas sus letrillas.
Leer sus Soledades es un hueso,
a menos que te instruya algún profeso,
que te muestre en sus versos maravillas
que no se vieron en las dos Castillas.
Nadie topa su pluma y sale ileso.
Dicen que era irascible su gran ego,
con dados se pagaba los halagos,
que fue guloso más que mujeriego,
y con su hacienda el juego hacía estragos...
Vate culto elegante en su escondite,
su poesía es mito y es canción.
¡Quién pudiera lograr que resucite
y triunfe con su inmensa erudición!

I Martínez

CERNUDA

Herida indecisión no es el deseo;
lo que duele es la carne en la mañana
teñida del silencio de una boca
que se cierra sin pronunciar la verdad de tu nombre,
la mentira de los cuchillos que afila la madrugada
cuando lloran los gallos la ausencia de la luna,
cuando frotan las veletas los errores de los sueños despiertos.
Llevaste dignamente tu exilio de granito
contra la tristeza que arrastra un ser sensible,
y fuiste la oración inacabada de los zapatos que preguntan
por caminos de hierba y aires en desorden.
Ven a cantar la respuesta de cuerpos-precipicio
buscándose en la noche con los puños abiertos
y las certezas cerrándose sobre los harapos de la rutina.
Ven a gastar tus cartas de ciervo moribundo
en el oasis inexiste de los placeres sorprendidos,
de las manos deshabitadas,
de la cárcel de un ocaso cansado de tanto mediodía,
del río repitiendo la indefensión del agua contra la muerte.
Tu juventud era un labio caliente que besaba la cicatriz del miedo.
Tu juventud eran agallas, empachadas de distinto,
que buscaban la fiesta de pieles extendidas más allá de la playa.
Tu juventud eran los ojos de mi futuro aferrando la belleza
para hacer posibles las alas de mi vuelo.
Por eso, agradecida, yo te canto hoy, Luis,
y lanzo tu nombre en rítmico aleteo
donde habiten quimeras que te sangren.

I Martínez

domingo, 11 de agosto de 2019

CON BRAZO ABIERTO

Parece increíble que después de diez días
el  Open Arms  y sus pasajeros sigan sin un país que les brinde un puerto.
Dejo enlace a su web para más info o colaboraciones.
https://www.openarms.es/

Uno mi voz al deseo de que lleguen pronto sanos y a salvo a un lugar que los acoja con respeto, empatía y solidaridad,  con este soneto.


CON BRAZO ABIERTO

Adrede quizá no, pero igual matas;
no aprietas el gatillo, no echas balas;
tal vez, tus intenciones no son malas;
por tradición te pones las corbatas.
Más despreciable eres que las ratas
cuando sabes su causa y no la avalas
-combaten contra el mar sin portar alas-
y observando injusticias las acatas.
Si no con el esfuerzo de tus manos,
que el gobierno al que votas les dé un puerto;
no hacen falta papeles para humano,
tan solo un corazón de brazo abierto
y un barco, que luchando contra arcanos,
les labre ese futuro firme y cierto.

Isabel Martínez

martes, 6 de agosto de 2019

FALSARIA


Eres la usurpadora de ti misma.
En conscientes y caníbales contorsiones
tratas de ocultar la pesadilla y donde todos miran flores
tú hablas de ataúdes y cansancio.
Se te desatan ahora los lamentos;
las llagas te seducen y lamen la camisa:
serpiente, no te desprendas de todo lo que eras.
Te queda un ulular cansino de cristales
en las esferas sucumbiendo,
un runrún sin contorno
en los relojes desquiciados.
¿Por qué tienes las manos vacías aún?
¿Quién se ha extasiado quemándote la piel,
si todavía estábamos bailando,
si todavía no sabías que la tarde
se muere algunas veces?
Te deshojas como las margaritas inservibles
en las manos de un ángel
y quieres suponer la primavera,
pero te roban los indicios
y ya no sabes dónde acaban los barcos
y dónde empieza tu nombre.

I  Martínez

martes, 23 de julio de 2019

IGUALES A CONCIENCIA

Queremos que nos quieras integrales
y dejes de cantarnos prisioneras,
de hiedra o de jazmín enredaderas
que cumplen tus deseos, serviciales.
Fuera ya relaciones policiales
que ansían controlarte cada esfera
con excusas de celos y ceguera,
basadas en poderes desiguales.
Somos libres, en acto y pensamiento,
de lazos, sumisiones y obediencia;
hechas de carne, mente y sentimiento,
luchamos por un mundo sin violencia.
Únete, prolonguemos los cimientos
y seamos iguales a conciencia.

I Martínez

sábado, 20 de julio de 2019

MUJER EN VUELO


Soy una mujer que no cultiva hijos
sino heridas; flores,
sino versos; perlas,
sino huidas. Soy una mujer
que oculta cicatrices
porque la debilidad atrae a los malvados
como el ocaso a los suicidas
y llevo muchas muertas en mi piel
¡y pesan tanto!

Soy una mujer que adorna las verdades
porque la vida es bella si la cantas de frente,
si, de pronto, unos ojos contienen el océano
y se cierran las bocas
ahítas de ternura.

Soy aquella mujer que nunca has conocido,
que sangra en el espejo
porque escucha las horas,
torbellino de tiempo que nunca se detiene,
porque tiene la niña viviendo entre las venas
y aún no ha completado el enigma del pájaro
que grita en el abismo.

Soy la mujer que reza entre las rosas,
pero no tiene dioses ni signos ni caminos,
solo sabe que el aire es transitable a veces,
porque tiene sus manos
que escriben cada sueño
e inventa los posibles,
la inocencia del vuelo,
la caída perfecta
de todos los puñales.


I. Martínez

martes, 16 de julio de 2019

A MARES

Ya solo piso el suelo de tu ausencia;
pues en presencia vuelo, no camino;
que estrecho se me antoja aquel destino
que no transita a mares tu presencia.
Tus ojos de cristales sibilinos
alumbran ese enigma de lo incierto,
extienden de bellezas un concierto
de refulgentes verdes diamantinos.
Pues si la senda en sueños luce tanto
que océanos albergan tus esferas,
la sombra de la noche será el canto
que el mundo envuelva en lúcidas quimeras,
para que al despertarme no haya espanto,
sino hermosas lucientes primaveras.

I Martínez

martes, 18 de junio de 2019

LAZOS

Hoy les parece tu ausencia
harto castigo a mis besos,
mi entendimiento está leso
con tan injusta sentencia,
que más inclina a clemencia
que invoca a gritos tus brazos;
pero solo encuentra trazos,
bocetos mal dibujados
de mis labios maniatados
a un amor que ahuyenta lazos.

I Martínez

sábado, 1 de junio de 2019

Definiciones I

Amor

1.
Tiempo que robo a TODO
para perder contigo.
(y TODO me denuncia
y tú me dejas 
por tiempo indefinido
y pierdo "ti" y "con"
y si...
Go).

I. Martínez Poyatos

Dos miradas sobre la rosa (The rose was floating in the air)

Edito la entrada y modifico mi versión inglesa con las correcciones de Elena Romea, magnífica profesora, filóloga, traductora, divulgadora y un largo etcétera de facetas que me dejo en el tintero. (Para que luego diga que sus amigas la critican).

Aclaro que mi versión inglesa del poema pretendía cometer las mismas transgresiones lingüísticas que en español, y Elena me ha advertido que resultaban un galimatías incomprensible. Así que el mérito que tenga la versión dádselo a Elena
y su paciencia y el desmérito a mis versos.

Solo añadir que es un poema viejito, pasada la mayoría de edad, y que lo rescato por su valor arqueológico, si es que lo tuviera.


La rosa flotaba en el espacio
mientras moría.
Alguien la pensó por primera vez
para tus manos
y temía morir ante tus ojos.

Hay pequeños castillos sin Mazmorra
donde uno podría ocultarse para siempre,
quizá esperando la rosa del espacio
pensada por primera vez
para tus manos.

Yo me quedé Sin rosa y sin castillo,
soy uno de esos espíritus vagando 
sin causa y sin objeto.

Soy una lágrima huérfana de otoño.

Te nombré tantas veces seguidas
que una letra se Me anidó a la lengua
y ya no pude pronunciar mi oración,
y era redonda
como tu vientre.

Pensé que las palabras 
tienen un toque humano
sin su forma 
en la distancia aérea
de tu voz.

Sin embargo, mientras atabas esa rosa
que alguien pensó por primera vez
para tus manos
a tu caliente labio herido,
yo desmembraba todos mis miedos
en la tarde,
buscando una catarsis gramatical. 

La Rosa desató las preguntas más abiertas.

La rosa cayó en el hueco de mi falda,
como cae la cabeza de un amante
en el regazo
de la primera mujer.

Ya no puedo quitarme Tu sombra
cuando escribo.

En cada verbo crece de hiedra
tu mirada.
Y aquel cadáver último que dejaste
en mi rostro
porque yo te pensé por vez primera
rosa
para tus manos. 


I. Martínez Poyatos



The rose was floating in the air

The rose was floating in the air
while it was fading.
It was first thought  to be in your hands
and it was afraid of dying
before your eyes.


There are small castles with no dugeons
where someone might hide forever,
probably waiting for the rose of the universe
thought  first to
be in your hands.


I was left with no castle or rose
as one soul wandering around the world
without cause.


I am an autumnless teardrop.


Your name was so often pronounced in my mouth
that entangled my tongue
and I could not say my prayer again.
Letters were as round as your shelter.

I thought shapeless words
have a human touch
in the airy distance
of your voice.


But, while you were tying
this rose, first thought to
be in your hands,
up your warm wounded lip,
I broke down all my fears
in the evening,
seeking for the grammar catharsis
in my poem.


The rose brought  the most open questions.

The rose fell down in the hollow of my skirt,
as a lover's head falls on the lap
of the first woman.


I can not forget your shadow as I write
anymore.
In every verb your gaze grows
of ivy.
And I can feel in your kiss
the last corpse
you left in my face because
I first thought of you
rose
to be in your hands.

Isabel Martínez Poyatos

domingo, 26 de mayo de 2019

Demiurga de cicatrices

[…] I had not/ known he knew how to lie […]
“Tiny Siren” from Stag´s leap. Sharon Olds

Me gustaría levantarme y gritar como alguien que no hubiera perdido ¿por qué humillas con mentiras tu inteligencia? Lo diría tan claro que sería imposible que alguien lo negara, el mundo vuelto una fiesta de consensos; pero toco las vendas, esas pequeñas cómplices doradas con que abrazo la calma y bordo cada mínima excusa que nunca creo con cabeza, y acaricio, persisto, acomodo con alevosía, continúo una y otra, y otra, y otra vez, pendular irremisión, la función del nosotros-que, contra viento y certeza. No puedo condenarnos y, sin embargo, me concedo a  veces compadecernos, como alguien que ya lo hubiera hecho por aquella yo que pudo ser, por aquella que era, por quien perdía su vida construyendo ficciones, creando la mentira más hermosa, siendo la actriz de lo imposible, la creativa demiurga de cicatrices contra ceguera.

I. Martínez


sábado, 18 de mayo de 2019

El amor que


El amor que conozco es perclórico,
cáustico, gangrena, enfermedad;
es algo parecido a una amenaza de guerra química,
o  esa misma guerra, con algo de gripe aviar
y mucho de encefalopatía espongiforme;
con derroche de ciclotimias y miembros amputados;
es algo catastrófico,
es la erupción de un volcán que deja personas fragmentadas
resueltas en cenizas,
es el ataque de enjambres de abejas que se mueren matándote,
con muchas lipotimias y desmayos y no quieros
y vete de aquí, pero qué putas sois las tías.
Por eso, desisto del amor en la lírica
y reniego de esos grandes machistas de los versos
que usan las mujeres de inspiración vueltas objetos,
metas o musas de urna funeraria,
y me pido con tiempo para Reyes
que no nos améis más,
que nos dejéis cantar sin ser miradas,
que nos dejéis de cantar,
que nos dejéis ser
es
decir
que nos dejéis
ser
seres
decir
dejadnos.

I. Martínez Poyatos


martes, 14 de mayo de 2019

Albúmina

Con la alegría cayendo como lava,
cuando el temblor exacto de este momento
consciente de su inmanencia
se deshace en una soga que no conduce a la lujuria ni a las flores,
escucho como un sol destartalado de mayo
me interroga por mi máscara:
adónde la perdiste, por qué decides hoy
posar descalza y desinhibida
como la hoja del abedul al fondo del río,
por qué abandonar el lugar de la carne
que te dictan tus muertas,
por qué olvidarte de los espejos
y caminar con la piel en camisa
como el áspid en acoso continuo de luto.
Hoy no me duele el barro con que escupes mi mano tendida,
hoy no puede dolerme tu desprecio
ni la autosuficiencia con que pretendes conquistar un mundo
que tiñes de sombras engangrenadas.
He decidido ser una molécula inservible
en el centro del ojo que me mira,
un ápice de aire,
una brizna de azúcar en el corazón del hastío.
Hoy eres tú quien no me alcanza
la altura transparente de la boca.

I. Martínez Poyatos

martes, 7 de mayo de 2019

ALEJANDRA


Cubre la memoria de tu cara con la que
serás y asusta a la niña que fuiste.

Alejandra Pizarnik



Desnuda como un cirio
en esta realidad desordenada
que me deja la ausencia de ojos
Para abismo con el mío
tengo bastante
pero te empeñas en arrancar tu voz
te empeñas en burlarme tu cuerpo
eres la avara del corazón sombrío
que me esconde los relojes
y el muro incandescente
Otros instantes este mismo instante
de yegua dolorida
de tecla desvencijada
sin aguja de marear
ni equilibrio posible
De dónde sale toda esta luz
que me tiñe el cerebro de hojas muertas
Alejandra por dónde se mata aquí el invierno
Y solo escucho las telarañas de tu boca
incrustándome los dientes hasta la herida

I. Martínez 

La próxima


En mi próxima vida, me vestiré de fiesta los domingos
y saldré a pasear contra tristeza 
por las calles vacías y tus ojos,
para quitarte la manía de que los séptimos
son días más aciagos que los primeros.
Ataré con un lazo tus sueños, en mi próxima vida,
para que no se escapen delante de nosotros
a jugar en los parques donde nos dimos tantos besos.
En mi próxima vida, grabaré tu apellido en mi rodela,
me pondré la armadura y saldré a cabalgar
imitando a los locos en mi caballo moribundo,
y salvaré del hombre al universo.
El tiempo irá tan lento, en mi próxima vida,
que tendrá tu sabor la primavera; me acostaré
en el pasto sin horas de tus labios y abrevaré mi sed en ellos.
En mi próxima vida, seremos tan felices
que parecerá espejismo que hubiéramos vivido
anteriormente otra vacía y sombra, tan sin nosotros,
y la verdad que soplaba en mi oído  
—ignoro si fue en Roma o en Florencia,—
el viento que me dictó el otoño de tus ojos
me preñará de nuevo las pupilas,
ese día sin fin de nuestro encuentro,
ese día sin fin de mi próxima vida.


I. Martínez Poyatos

lunes, 6 de mayo de 2019

Los tinder-poetas

Por ética, estética y poética
no leo a con-sagrados
que frecuenten los bares,
a leyendas que exhiban recitales,
slams o microabiertos,
tampoco si encarcelan
a mujeres en verso,
y menos si van de malpoetas
siendo solo aprendices cantacuartos.
Y por supervivencia
ya sé diferenciar
a los versolibristas
de los versoliguistas,
y a los besipatéticos
de los multicopistas.
Solo admito poetas
que citen a mujeres
que los dejaron
para crecer.
Pero, cuidado, admito sus poemas
solamente, y nunca más abajo
de la mente, que yo no me los trago.
A ver si aprenden de una,
y es por todas, que la lírica
no deshace fronteras
ni ayuda a cruzar Braga.

I. Martínez

domingo, 5 de mayo de 2019

Laña

Hoy se me ha vuelto laña
entre pegamento paréntesis
                                                    hueco

Por más que lo volteo
lo mastico lo pro-
ceso
solo encuentro una errata
que casa ayer y luego
que cose ausencia
voz llaga
llama

I. Martínez Poyatos

sábado, 4 de mayo de 2019

Renuncia

Voy a dejar el juego
de los versos
Para qué sembrar
gorriones que se mienten
oropéndolas
Para qué nacer
un mar
si el universo más hermoso
solo quiere ser
piedra
Para qué los centímanos
las clepsidras
el unicornio
y los caballos de madera
Para qué Babilonia
los jardines
Para qué sí sí
si el universo ya era más
hermoso cultivo de nuncas
y tú has granado tu risa
abriendo la rosa de jamás
cuando quise escuchar
túparasiempre

I. Martínez Poyatos

jueves, 2 de mayo de 2019

No sabe el mar que llora

¿Morir ahora que empiezo a comprenderte?
Como la retina cercenada por la prisa,
sin otra motivación que tu lengua en su perenne oficio de terca juglaresa,
la muerte se te escapó de pronto por los ojos
y, sin que pronunciaras mi nombre
o el oráculo aciago que sé desde el principio,
mi oído fue ese caldo primigenio donde todo sería posible
si otra vez, si alguna vez de veras,
dios decidiera existir para nosotros
y creara contigo, milagroso habitante,
esa quinta estación inexistente
donde yo siempre sueño inviernos de yeguas alazanas
y gatos que mudan de color en el arte solar de los espejos.
Fueron tus pupilas mi último verbo,
me miraste tan hondo
que no existieron Chernóbil ni Hiroshima
y todas las pequeñas sensaciones que había acumulado,
amores que se partieron al caer tan profundos,
odios que se fundieron al surgir de tan alto,
bellezas inimaginables que apenas alcanzaba a predecir
inundaron de agua todos mis resquicios
y tuve que besarte en mi poema.

I. Martínez

martes, 30 de abril de 2019

PRIMERO DE MAYO


Por más que luego te lamentes y lo escribas,
con un tamiz de impúdica nostalgia,
y, aunque dentro de un año,
vuelva a lucir la primavera
su vestido de flores, nunca más
—óyeme con el látigo afilado—
volverás a tacharte primero de mayo de dos
mil diecinueve,
—y lo sabes—.
Eres del miedo tan obtuso
que caminas irremediablemente  uno
de esos errores irredentos y aciagos,
terminas de matar la esperanza
de una mirada limpia
dispuesta a medirte tan solo
tus milagros más altos,
a transitar sin miedo
tus brutales caídas,
a encontrarles sentido
a tus bellos tropiezos,
y a hacer crecer las rosas más ciertas
de un pasto de cenizas,
o a inventar un invierno
para el último amor que te atrevieras a crear.
Pero tú ya lo sabes,
por más que luego te lamentes y lo escribas,
has dejado morir tu primero de mayo de dos,
de uno,
de cero.



I. Martínez

lunes, 29 de abril de 2019

La visita

El pasado 8 de abril, tuve el acierto y la dicha de asistir a uno de los #LunesdeLírica que organiza el Ámbito Cultural, donde descubrí con admiración y entusiasmo que el magnífico actor Pepe Viyuela es además un fabuloso poeta, encaminado y acicateado certeramente por el gran Manolo Romero.
Además de disfrutar del recital que dieron a dos voces; de aprender cómo una catástrofe puede en líricas manos sabias convertirse en elegía al padre y canto a la infancia y a los sueños (gracias Manolo); y de rendir homenaje final al inolvidable e inolvidado Pepe Hierro, tuve la osadía (yo, que he recitado en público dos veces, y siempre entre minorías amistosamente favorables) de asaltar su micrófono abierto. Aquí os dejo el resultado -no hagáis caso de mi pulso zigzagueante-.
¿El premio? La benévola acogida de los dos  recitantes, su abrazo y palabras de aliento, el amable aplauso de un público amante incondicional de la poesía, y el trabajo de los organizadores, que se tomaron la molestia de inmortalizarlo y difundir el resultado (¡no saben lo que han hecho!).
Desde aquí todo mi cariño y agradecimiento para Pepe Viyuela, Manolo Romero, la cuadrilla del Centro de Poesía José Hierro, Gonzalo Escarpa, Gervasio y Pita, por hacer del encuentro una fiesta inolvidable.




domingo, 28 de abril de 2019

DESPABÍLATE

No. Por más que te lo creas
la finalidad de mi vida
no es hacer que tu ego
alcance la altura de mi olas.
No me siento perdida
ni lloro en los rincones
las horas que no estuve contigo.
No bebo por tu culpa,
no escribo acróstico tu nombre
en mis sueños más densos,
no pienso en ti
ni compro ropa cara
para que me desvistas.
Solo te lo diré una vez:
tu voz no es la medida de las cosas,
tu boca no dicta mis tiempos,
tu cuerpo es tan defectuoso
o tan perfecto como miles de cuerpos
y eres tan listo y tan tonto
como cualquiera.
Hace tiempo que dejé de ser Casandra,
y Medea, y Dido, y Penélope.
Nunca he sido Electra ni Ifigenia,
ni Inés, ni Lucrecia.
No seré Proserpina
ni Eurídice ni Progne
y de la católica
solo llevo el nombre.
Deja ya de leer,
en serio,
sal de tu caverna,
las mujeres de hoy
somos de otra calaña
incluso las de España.
Bájate de las nubes,
rebájate los humos
y, después, si te queda aún aliento,
entonces… ¡espabila!
y cuéntame otro cuento.

I. Martínez


sábado, 27 de abril de 2019

Vota, vota, la pelota...

En un país que se ufana
de trabajar a desgana
donde reinan las prebendas
que desvalijan la hacienda.
Id, id a votar...
                              ¡Mañana!

I. Martínez

jueves, 11 de abril de 2019

Amamos la poesía

No conocía la iniciativa y me parece maravillosa.
Os enlazo la web del proyecto Amamos la poesía de Condé Nast Think, para más información. Usan la etiqueta #amamoslapoesía en las redes sociales e invitan a participar a todos los amantes de la poesía.
Para abrir boca, enlazo uno de los vídeos, el poema "Si el hombre pudiera decir", de Los placeres prohibidos de Luis Cernuda, con el magnífico recitado de Israel Elejalde.
Merece la pena quedarse un rato a ver todos.
Enhorabuena.

















Más info sobre Luis Cernuda:
https://cvc.cervantes.es/actcult/cernuda/default.htm

sábado, 30 de marzo de 2019

Mar

Que no se apague nunca
la hidrópica promesa de tu sangre
de pronto, acariciando el tiempo.
Desiertos de mi ser en ambición continua
de tu oasis sin rumbo,
de tu corriente ancha,
de tu voz infinita haciéndose despacio
en todos los espacios del amor,
especias orientales de tu otoño de Indias.
Soy mar
o presunción de sal en llanto
si susurras mi nombre
o te alojas al fondo,
en mi misterio blanco,
y soy toda mi sed
que te persigue.


Isabel Martínez Poyatos

sábado, 23 de marzo de 2019

Micropolipoético o microdelirio

Uno a cada lado de la línea comenzaron el duelo haciendo restallar en el aire las palabras. El modernista, cursi y anaftalinado, blandía su látigo con "lirio", "madrigal", "rododendro", "princesita", "eclipse", "nifea"; al otro lado, el marxista espetaba palabras cargadas de sentido, con un tufillo rancio a palabra gastada que no había perdido sus ansias de justicia: "compañero", "capital", "opio", "alienación", "valor", "mercancía", "dinero".
Antes de que ninguno fuera herido llegó el rey con un ejército de burócratas, enarbolando la bandera de la ley que prohibía los duelos y la verdad.

I. Martínez

miércoles, 20 de marzo de 2019

Soy lenta como el mundo

                                                      FIRST VOICE:
                                                      I am slow as the world. I am very patient
                                                    
Sylvia Plath


Mientras una mujer guarda silencio, otra,
por mí desconocida, se cercena los miembros
y elige su destino. Hay docenas de mundos
en mi mundo y, sin embargo, con cada amanecer
se muere un rumbo que me oculta.
Quisiera que mis alas fueran hermosas
yeguas doloridas que galopan exhaustas
por imprimir la luna en los ocasos,
pero la piel es densa.

Grito la noche.

Ayer, mi juventud como un pájaro herido
inclinó la cabeza hacia la nada
y observó que su fe era una espina
que separaba el tiempo a la mitad.
Hoy, los cuartos me amparan, ¡clarividencia!,
algo susurra que los sueños retornan
la mujer fragmentada comprende que la lengua
no iguala sus funciones.
¡Abajo los relojes!
¡Que vuelen las moléculas vibrantes
que aprietan impacientes la razón!
Tuve miedo. La sombra en el espejo
se fingía ser yo, buscando verso adentro
la imagen que perdió cuando me interrogaba.

El día de mi canto, me vestí de unos labios inmensos,
para cerrar los ojos de la lluvia,
me negué a aquel fantasma de la boca vacía,
sirviéndoos en bandeja el universo.
Antes, había invocado las serpientes; las manzanas
me pendían del pecho, era el preciso instante en que los puntos
cardenales me eran adversos.

Nadie entendió el motivo.
Cumplí doscientos años.
Podría ser un sueño, pero allí me observaba
la sombra de mis vidas
con sus doscientos pliegues al borde de la boca,
clamando sigilosa las palabras. 

Nadie entendió que, lenta como el mundo,
necesito dos vidas para inmolarme.

I. Martínez