GÓNGORA
Que Góngora era oscuro lo confieso,
que ensartaba latines en morcillas
y no escribió a derechas sus letrillas.
Leer sus Soledades es un hueso,
a menos que te instruya algún profeso,
que te muestre en sus versos maravillas
que no se vieron en las dos Castillas.
Nadie topa su pluma y sale ileso.
Dicen que era irascible su gran ego,
con dados se pagaba los halagos,
que fue guloso más que mujeriego,
y con su hacienda el juego hacía estragos...
Vate culto elegante en su escondite,
su poesía es mito y es canción.
¡Quién pudiera lograr que resucite
y triunfe con su inmensa erudición!
I Martínez
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