sábado, 18 de mayo de 2019

El amor que


El amor que conozco es perclórico,
cáustico, gangrena, enfermedad;
es algo parecido a una amenaza de guerra química,
o  esa misma guerra, con algo de gripe aviar
y mucho de encefalopatía espongiforme;
con derroche de ciclotimias y miembros amputados;
es algo catastrófico,
es la erupción de un volcán que deja personas fragmentadas
resueltas en cenizas,
es el ataque de enjambres de abejas que se mueren matándote,
con muchas lipotimias y desmayos y no quieros
y vete de aquí, pero qué putas sois las tías.
Por eso, desisto del amor en la lírica
y reniego de esos grandes machistas de los versos
que usan las mujeres de inspiración vueltas objetos,
metas o musas de urna funeraria,
y me pido con tiempo para Reyes
que no nos améis más,
que nos dejéis cantar sin ser miradas,
que nos dejéis de cantar,
que nos dejéis ser
es
decir
que nos dejéis
ser
seres
decir
dejadnos.

I. Martínez Poyatos


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