martes, 30 de abril de 2019

PRIMERO DE MAYO


Por más que luego te lamentes y lo escribas,
con un tamiz de impúdica nostalgia,
y, aunque dentro de un año,
vuelva a lucir la primavera
su vestido de flores, nunca más
—óyeme con el látigo afilado—
volverás a tacharte primero de mayo de dos
mil diecinueve,
—y lo sabes—.
Eres del miedo tan obtuso
que caminas irremediablemente  uno
de esos errores irredentos y aciagos,
terminas de matar la esperanza
de una mirada limpia
dispuesta a medirte tan solo
tus milagros más altos,
a transitar sin miedo
tus brutales caídas,
a encontrarles sentido
a tus bellos tropiezos,
y a hacer crecer las rosas más ciertas
de un pasto de cenizas,
o a inventar un invierno
para el último amor que te atrevieras a crear.
Pero tú ya lo sabes,
por más que luego te lamentes y lo escribas,
has dejado morir tu primero de mayo de dos,
de uno,
de cero.



I. Martínez

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