sábado, 30 de marzo de 2019

Mar

Que no se apague nunca
la hidrópica promesa de tu sangre
de pronto, acariciando el tiempo.
Desiertos de mi ser en ambición continua
de tu oasis sin rumbo,
de tu corriente ancha,
de tu voz infinita haciéndose despacio
en todos los espacios del amor,
especias orientales de tu otoño de Indias.
Soy mar
o presunción de sal en llanto
si susurras mi nombre
o te alojas al fondo,
en mi misterio blanco,
y soy toda mi sed
que te persigue.


Isabel Martínez Poyatos

sábado, 23 de marzo de 2019

Micropolipoético o microdelirio

Uno a cada lado de la línea comenzaron el duelo haciendo restallar en el aire las palabras. El modernista, cursi y anaftalinado, blandía su látigo con "lirio", "madrigal", "rododendro", "princesita", "eclipse", "nifea"; al otro lado, el marxista espetaba palabras cargadas de sentido, con un tufillo rancio a palabra gastada que no había perdido sus ansias de justicia: "compañero", "capital", "opio", "alienación", "valor", "mercancía", "dinero".
Antes de que ninguno fuera herido llegó el rey con un ejército de burócratas, enarbolando la bandera de la ley que prohibía los duelos y la verdad.

I. Martínez

miércoles, 20 de marzo de 2019

Soy lenta como el mundo

                                                      FIRST VOICE:
                                                      I am slow as the world. I am very patient
                                                    
Sylvia Plath


Mientras una mujer guarda silencio, otra,
por mí desconocida, se cercena los miembros
y elige su destino. Hay docenas de mundos
en mi mundo y, sin embargo, con cada amanecer
se muere un rumbo que me oculta.
Quisiera que mis alas fueran hermosas
yeguas doloridas que galopan exhaustas
por imprimir la luna en los ocasos,
pero la piel es densa.

Grito la noche.

Ayer, mi juventud como un pájaro herido
inclinó la cabeza hacia la nada
y observó que su fe era una espina
que separaba el tiempo a la mitad.
Hoy, los cuartos me amparan, ¡clarividencia!,
algo susurra que los sueños retornan
la mujer fragmentada comprende que la lengua
no iguala sus funciones.
¡Abajo los relojes!
¡Que vuelen las moléculas vibrantes
que aprietan impacientes la razón!
Tuve miedo. La sombra en el espejo
se fingía ser yo, buscando verso adentro
la imagen que perdió cuando me interrogaba.

El día de mi canto, me vestí de unos labios inmensos,
para cerrar los ojos de la lluvia,
me negué a aquel fantasma de la boca vacía,
sirviéndoos en bandeja el universo.
Antes, había invocado las serpientes; las manzanas
me pendían del pecho, era el preciso instante en que los puntos
cardenales me eran adversos.

Nadie entendió el motivo.
Cumplí doscientos años.
Podría ser un sueño, pero allí me observaba
la sombra de mis vidas
con sus doscientos pliegues al borde de la boca,
clamando sigilosa las palabras. 

Nadie entendió que, lenta como el mundo,
necesito dos vidas para inmolarme.

I. Martínez

lunes, 18 de marzo de 2019

domingo, 17 de marzo de 2019

viernes, 15 de marzo de 2019

Tu boca andalucía


Me gusta haber besado tu boca aceituna,
tu nevada boca granada,
tu morena boca mezquita,
tu caprichosa y fresca boca doñana,
tu giralda boca altiva,
el carnaval de tu boca de plata;
porque cuando nos besamos
nos canta en la lengua Andalucía
su furia de caballos y azahares
de sangre y sal y cielo y olas;
porque cuando cierras mis labios con tu música,
me abres las alas contra el tiempo,
y vuelo toda la Tierra
y soy toda de mar
y permanezco.

I. Martínez

miércoles, 6 de marzo de 2019

Cernuda

Dejas la ventana entreabierta
y mis locas campan a placer por mi casa.
Como en Cernuda el deseo,
el silencio se me antoja
una pregunta interminable,
la cuestión más abierta
justo detrás del Big Bang
y de la explosión de suicidios de las rosas.
Las locas de que hablo habían convivido
lo menos una década sin grandes aspavientos;
un antojo, tal vez, de tanto en tanto,
un pequeño espectáculo y sin ruido,
un algo intrascendente.
Pero hete aquí tú, funambulista,
sonámbulo de los desequilibrios,
caballo de alas negras
y verbo submarino.
¿Qué me has hecho otra vez?
¿Por qué no cierras ya las puertas?
¿Por qué me invitas a admirarte
en torbellino o tormenta,
mientras me dislocas las locas
que dormían?

I. Martínez

domingo, 3 de marzo de 2019

Espejismo

Vivo en un espejismo de relojes,
donde las manecillas son tenazas al rojo
que amordazan el grito
de reses en espera paciente de martirios.
Me crece en el estómago
su insistencia de virus,
carcinoma o presidio,
y doy vueltas y vueltas
y siempre la misma esfera
-del sol o de la luna-,
y siempre el cristal al frente,
espejo averiado que deforma mi carne,
corazón barranco abajo,
ensangrentado de minutos y de días.
I. Martínez



                                    






Teseonotese, t.mx.-tela, 92x73, 2001-2003, obra de Mateo Santamarta
http://mateosantamarta.blogspot.com/2010/11/oscar-wilde-de-profundis_20.html 

sábado, 2 de marzo de 2019

Lo que no dices

No importa que no digas.
Saberte en una esquina respirando,
pensarte caliente y vivo
como un astro lejano que me alimenta
ya es un triunfo del día.
También yo practico la paciencia
de las tribus que viajan,
de los hombres que señalan sus rutas
en la piedra, soñando imágenes de ciervos vencidos.
Las flechas que imagino
a veces son agujas de entomólogo,
y yo, entre las sábanas, extraña mariposa nocturna
prendida en esta espera,
observando en sus giros ocultarse
la Tierra detrás del horizonte,
mientras la noche inventa claridades,
atentos los ojos de mis alas
a la única disección que me interesa:
el corte profundo de tu boca en mi vuelo.

I. Martínez

Clavileña


Me gustaría preñarte los fantasmas
con mis alas de versos  besos,
bautizar con mi nombre tus espinas,
para que vueles aún más alto;

ser parte en tu mono       m
                                 c         
                                    r          a 
                                      o   
                                                   n   
                                          m            ía,

Clavileña en la estrella de tus días aciagos
y sembrarte esperanzas multiton(t)o.
Pues juntos, créeme, no serás muchos menos
que cuando estás tú solo
con el montón de muertos que te habita.

Déjame vivirte un poco,
disfrutarte a placer (pa la de ar te)
viéndote convertir en mariposas
las termitas cansadas de las cárceles.

¿Cómo no ambicionarte la clepsidra
si he sido tu dipsómana indomable?
Quiero ser la caníbal de tu carne,
vampira de tu tinta,
la musa que te holle y te desarme,
ingrávida de verse mejorada
(tanto Rubens ya cansa)
—fictiva en el papel—
furtiva, toda piel, en tus palabras.

I. Martínez

viernes, 1 de marzo de 2019

Ánfora


Miro tu cuerpo al filo del tiempo,
donde soy iceberg meciéndome en sus ondas,
y repaso los márgenes claros
donde me vi temblar.
Desnuda en sus fronteras soy un ánfora antigua
rescatada del fondo en que me hundía;
y explorando mis bordes, un tesoro escondido
del barco que te espera anónimo,
varado en los largos pasillos de la nada.
Solo tu beso nos salva de la muerte.

I. Martínez

Pulsiones

En el pulso de hoy has latido muchas veces en mis manos,
y dentro de mis ojos,
y en mi boca;
has latido en el pasado que olvidaba,
en el que desconocía,
en las esquinas de las calles ardiendo de injusticia;
has latido en mis dedos, un momento,
y en el aire que estaba respirando,
y por qué no decirlo en la piel sonrosada
de mis pechos, un instante, lascivo,
en el que imaginé otra realidad menos vacía,
otro mundo más hombre,
más leal, más honrado,
más individual,
más tuyo.
Más tuyo y, quizá, mío.

I. Martínez