domingo, 16 de noviembre de 2008
In memoriam
Ya van seis de ausencias y el olvido sigue insistiendo,
pero nosotros, que llevamos lo más valioso de ti en las venas, le negamos la voz.
Hoy, como siempre, mi sangre te celebra.
Porque hiciste del mundo
un jardín habitable,
grito tus genes,
mi memoria.
I. Martínez
Cerrad al sueño las puertas
No preguntarme nada. He visto que las cosas
cuando buscan su pulso encuentran su vacío.
Federico García Lorca
Cerrad al sueño las puertas
que tiene miedo. Terror
al latido.
Cierro los ojos y existo.
En el abismo de un sueño,
pájaros que no han sido abren las alas
y rompen el silencio,
quietud del mito.
Tras el cristal que se acuesta,
el desorden no vivido,
la esperanza de un tiempo
menos breve...
El meandro no detiene su discurso.
izar velas en la mínima
expresión del desamparo,
-dormirse-
cerrar la puerta.
I. Martínez
viernes, 7 de noviembre de 2008
domingo, 26 de octubre de 2008
Neruda aniversario
Hay un librito suyo muy chiquito, que se lee de un tirón y a mí me encanta, se llama Los versos del capitán. Neruda publicó por primera vez este libro de forma anónima y en Italia, en 1952. Tiene un conjunto de poemas en que el poeta se metamorfosea en un animal y se dirige a su amada desde los rasgos que con él lo identifican. Aquí una muestra, que lo disfrutéis.
EL INSECTO
De tus caderas a tus pies
quiero hacer un largo viaje.
Soy más pequeño que un insecto.
Voy por estas colinas,
son de color de avena,
tienen delgadas huellas
que sólo yo conozco,
centímetros quemados,
pálidas perspectivas.
Aquí hay una montaña.
No saldré nunca de ella.
Oh qué musgo gigante!
Y un cráter, una rosa
de fuego humedecido!
Por tus piernas desciendo
hilando una espiral
o durmiendo en el viaje
y llego a tus rodillas
de redonda dureza
como a las cimas duras
de un claro continente.
Hacia tus pies resbalo,
a las ocho aberturas,
de tus dedos agudos,
lentos, peninsulares,
y de ellos al vacío
de la sábana blanca
caigo, buscando ciego
y hambriento tu contorno
de vasija quemante!
Los versos del capitán
Pablo Neruda
viernes, 10 de octubre de 2008
Miguel Hernández. El hambre
"Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente."
M. Hernández
EL HAMBRE
I
Tened presente el hambre: recordad su pasado
turbio de capataces que pagaban en plomo.
Aquel jornal al precio de la sangre cobrado,
con yugos en el alma, con golpes en el lomo.
El hambre paseaba sus vacas exprimidas,
sus mujeres resecas, sus devoradas ubres,
sus ávidas quijadas, sus miserables vidas
frente a los comedores y los cuerpos salubres.
Los años de abundancia, la saciedad, la hartura,
eran sólo de aquellos que se llamaban amos.
Para que venga el pan justo a la dentadura
del hambre de los pobres aquí estoy, aquí estamos.
Nosotros no podemos ser ellos, los de enfrente,
los que entienden la vida por un botín sangriento:
como los tiburones, voracidad y diente,
panteras deseosas de un mundo siempre hambriento.
Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes.
Y el hambre alobadaba sus rapaces rebaños
de cuervos, de tenazas, de lobos, de alacranes.
Hambrientamente lucho yo, con todas mis brechas,
cicatrices y heridas, señales y recuerdos
del hambre, contra tantas barrigas satisfechas:
cerdos con un origen peor que el de los cerdos.
Por haber engordado tan baja y brutalmente,
más abajo de donde los cerdos se solazan,
seréis atravesados por esta gran corriente
de espigas que llamean, de puños que amenazan.
No habéis querido oír con orejas abiertas
el llanto de millones de niños jornaleros.
Ladrábais cuando el hambre llegaba a vuestras puertas
a pedir con la boca de los mismos luceros
En cada casa, un odio como una higuera fosca,
como un tremante toro con los cuernos tremantes,
rompe por los tejados, os cerca y os embosca,
y os destruye a cornadas, perros agonizantes.
II
El hambre es el primero de los conocimientos:
tener hambre es la cosa primera que se aprende.
Y la ferocidad de nuestros sentimientos,
allá donde el estómago se origina, se enciende.
Uno no es tan humano que no estrangule un día
pájaros sin sentir herida en la conciencia:
que no sea capaz de ahogar en nieve fría
palomas que no saben si no es de la inocencia.
El animal influye sobre mí con extremo,
la fiera late en todas mis fuerzas, mis pasiones.
A veces, he de hacer un esfuerzo supremo
para acallar en mí la voz de los leones.
Me enorgullece el título de animal en mi vida,
pero en el animal humano persevero.
Y busco por mi cuerpo lo más puro que anida,
bajo tanta maleza, con su valor primero.
Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.
Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.
Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.
Se ejercita en la bestia, y empuña la cuchara
dispuesto a que ninguno se le acerque a la mesa.
Entonces sólo veo sobre el mundo una piara
de tigres, y en mis ojos la visión duele y pesa.
Yo no tengo en el alma tanto tigre admitido,
tanto chacal prohijado, que el vino que me toca,
el pan, el día, el hambre no tenga compartido
con otras hambres puestas noblemente en la boca.
Ayudadme a ser hombre: no me dejéis ser fiera
hambrienta, encarnizada, sitiada eternamente.
Yo, animal familiar, con esta sangre obrera
os doy la humanidad que mi canción presiente.
de El hombre acecha (1937-1939)
Miguel Hernández
martes, 30 de septiembre de 2008
La vida
Perderá casi una hora en revisar cada uno de los rincones de la plaza y, como es habitual, volverá a la oficina sin haberse cruzado con ella, al menos conscientemente, sin haber visto, aunque fuera de lejos, sus hermosos ojos pardos.
Tal vez, como algunas veces, se haya parado en un café a pedir un cortado, se haya sentado junto a la ventana y haya contemplado al viejo vagabundo alimentar a los gorriones. O, quizá, el vagabundo haya muerto y por eso no lo ha visto pasar, porque debería estar allí con su carrito del supermercado aireando su miseria, por si alguien se apiada y le echa unas monedas. Pero nadie se apiada, piensa con la mirada perdida en la distancia, aquí todos tenemos nuestra vida, cada cual a su rollo con sus pequeñeces.
No le gusta pensar demasiado en los que están peor que él, porque suele parecerle que cuando uno se tiene que preocupar por comer no tiene tiempo de pensar en otras cosas, lo que en el fondo es un alivio. Si él tuviera que mover todas sus posesiones en un carrito con ruedas, tal vez, no tendría que acordarse de Laura y de lo bien que le sientan las medias de redecilla negras, cuando lleva una falda de tubo y una blusa con los primeros botones desabrochados, y puede casi imaginar el olor de su piel, la apacible sensación de dejarse mecer, apoyado en su pecho, por el ritmo de su respiración...
Menos mal que el café tiene un reloj antiguo de cuco que alerta de la hora; podría haberse dejado llevar por sus pensamientos y haber olvidado regresar a la oficina. Seguramente, ya llegará 10 minutos tarde y el inútil del supervisor pondrá el grito en el cielo reclamando informes que hace una semana entregó puntual, porque eran urgentísimos. Evitará mirarle a los ojos mientras le discute, le jura que no se los ha dado, porque siempre que se altera sin motivo bizquea un poco y pone una expresión tan estúpida que invita a reirse en sus morros.
Después del chaparrón, aguantado más por indiferencia que por estoicismo, enterrará otras dos horas entre papeles sin sustancia, mientras Laura sonríe a los preescolares y les hace muñecos de plastilina o juegos manuales con papeles cebolla multicolores, representando planetas, mariposas y esos extraños conejos que parecen osos, o esos osos que parecen perritos labradores, o esos perritos que tienen sonrisa de gato montés, o ese gato doméstico que tiene las patas traseras demasiado estilizadas y que semeja un hombrecito con cabeza y bigotes de gato, que tiene manos y sostiene una espada de madera.
Tal vez, con un poco de suerte, haya podido burlar la vigilancia del supervisor y escaparse quince minutos antes, para llegar justo cuando se encienden las farolas en el parque y el vagabundo, que al final no se ha muerto, comienza el camino de regreso a no se sabe dónde, y todo parece iluminado con esa amable extrañeza con que los actos sencillos se repiten, por repetirse, simplemente, sin otro fin que su propia inercia: como la vida. Su vida.
Texto y foto:
lunes, 22 de septiembre de 2008
Mujeres del Barrio de Las Letras. Recorrido histórico literario
Se trata de un recorrido por la vida de algunas de las mujeres que vivieron y transitaron por el madrileño Barrio de Las letras: Marta de Nevares 'Amarilis', Catalina Salazar, Sor Marcela de San Félix y las hermanas del Convento de las Trinitarias, las prostitutas y mancebas, María Calderón 'La Calderona' y las comediantas de los Corrales de Comedias.
Recorrido: Plaza de Las Cortes, Iglesia de Medinacelli, calle Cervantes, calle del Príncipe, calle Lope de Vega, calle Huertas, Plaza de Santa Ana.
Si os queréis inscribir escribid a: correo@carpetaniamadrid.com indicando la visita "Mujeres del Barrio de las Letras". Inscribíos sólo si estáis seguros de ir, ya que si no limitaríais la posibilidad de ir a otras personas.
También podéis conseguir las entradas por atrápalo con el 11% de descuento: http://www.atrapalo.com/actividades/evento-19489-mujeres-del-barrio-de-las-letras
martes, 26 de agosto de 2008
Flor inmarcesible
que flotaba en un tiempo inabarcable.
Hubo una juventud en que la carne
fingía blandamente eternidad visible.
¡Pobre flor inaudita, inconmovible,
marchita y olvidada en ese mismo edén
de venas y promesas que fuera tu raíz
y tu alimento!
Hoy siento el corazón algo más lento,
quizá porque ya sé adonde termina.
Isabel Martínez Poyatos
miércoles, 20 de agosto de 2008
MAHMOUD DARWISH ha muerto
Mahmoud Darwish, considerado el poeta nacional palestino, murió el pasado 9 de agosto de 2008. Como ocurre muchas veces en la vida uno hace descubrimientos un poco tarde.
Os dejo un poema suyo en homenaje.
Más información sobre su vida y obra
PASAJEROS ENTRE PALABRAS FUGACES
Pasajeros entre palabras fugaces:
Cargad con vuestros nombres y marchaos,
Quitad vuestras horas de nuestro tiempo y marchaos,
Tomad lo que queráis del azul del mar
Y de la arena del recuerdo,
Tomad todas las fotos que queráis para saber
Lo que nunca sabréis:
Cómo las piedras de nuestra tierra
Construyen el techo del cielo.
Pasajeros entre palabras fugaces:
Vosotros tenéis espadas, nosotros sangre,
Vosotros tenéis acero y fuego, nosotros carne,
Vosotros tenéis otro tanque, nosotros piedras,
Vosotros tenéis gases lacrimógenos, nosotros lluvia,
Pero el cielo y el aire
Son los mismos para todos.
Tomad una porción de nuestra sangre y marchaos,
Entrad a la fiesta, cenad y bailad...
Luego marchaos
Para que nosotros cuidemos las rosas de los mártires
Y vivamos como queramos.
Pasajeros entre palabras fugaces:
Como polvo amargo, pasad por donde queráis, pero
No paséis entre nosotros cual insectos voladores
Porque hemos recogido la cosecha de nuestra tierra.
Tenemos trigo que sembramos y regamos con el rocío de nuestros cuerpos
Y tenemos, aquí, lo que no os gusta:
Piedras y pudor.
Llevad el pasado, si queréis, al mercado de antigüedades
Y devolved el esqueleto a la abubilla
En un plato de porcelana.
Tenemos lo que no os gusta: el futuro
Y lo que sembramos en nuestra tierra.
Pasajeros entre palabras fugaces:
Amontonad vuestras fantasías en una fosa abandonada y marchaos,
Devolved las manecillas del tiempo a la ley del becerro de oro
O al horario musical del revólver
Porque aquí tenemos lo que no os gusta. Marchaos.
Y tenemos lo que no os pertenece:
Una patria y un pueblo desangrándose,
Un país útil para el olvido y para el recuerdo.
Pasajeros entre palabras fugaces:
Es hora de que os marchéis.
Asentaos donde queráis, pero no entre nosotros.
Es hora de que os marchéis
A morir donde queráis, pero no entre nosotros
Porque tenemos trabajo en nuestra tierra
Y aquí tenemos el pasado,
La voz inicial de la vida,
Y tenemos el presente y el futuro,
Aquí tenemos esta vida y la otra.
Marchaos de nuestra tierra,
De nuestro suelo, de nuestro mar,
De nuestro trigo, de nuestra sal, de nuestras heridas,
De todo... marchaos
De los recuerdos de la memoria,
Pasajeros entre palabras fugaces.
MAHMOUD DARWISH
Tomado de www.poesiaarabe.com
Traducido del árabe por: MARÍA LUISA PRIETO
Leer la versión en árabe
Bibliografía accesible en español
sábado, 16 de agosto de 2008
Las letras de mi nombre
Nadie responde.
¿Quién soy?
Pasa un amigo y pronuncia mi nombre.
Abro los ojos en el centro de su extensa promesa:
una vocal abierta... Me lleno
de esperanza: quizá mi nombre
esconda mi futuro.
Veo como una pregunta sin respuesta
esa vocal cerrada en la que empiezo
y siento orgullo de caminar la letra insinuante
que surca el mundo hasta esa esperanza de la a.
Después, un beso y una vocal
que comienza a cerrarse.
Y una consonante lateral
por la que escapa el aire y... ¡Ay!
Expiro.
Isabel Martínez Poyatos
miércoles, 13 de agosto de 2008
El sueño del agua
El sueño del agua
El primer día el mundo era un desierto inacabable
y el hombre una famélica sombra con un sueño
de agua en la mirada.
Cada vez que abría la boca, notaba el frío de la arena
en la lengua, era incapaz
de articular palabra.
Llegaron otros hombres
con sus labios curtidos por la noche del mundo
y todos con un sueño en la mirada.
El contacto humanizó sus ojos
y observando aquel cielo cuajado de rocío
imaginaron que podrían llover, que allí,
compartiendo el destino poblarían la Tierra
de esperanza.
El horizonte multiplicaba flores por sus lágrimas,
todo cuanto tocaban germinaba,
surtían lagos y manantiales de las piedras.
Intentaron besar aquel primer océano,
pero la sal llenaba su alma de un anhelo
más fuerte que el desierto.
La vegetación se hacía extraña y múltiple en sus formas,
el mundo era de selva... Y sobrevino el miedo.
Crecieron como la sed las bestias.
La noche se poblaba de ruidos misteriosos
y los hombres buscaron refugio en las cuevas.
Al abrigo del fuego, aprendieron la danza y la palabra,
convocando las fuerzas poderosas de la vida.
El aire se preñó de alegres canciones
y llovió mucho tiempo endulzando los ríos.
Aquella segunda noche del mundo,
algunos hombres le hicieron un espejo,
animaron la oscuridad con las almas de aquello que pintaban.
Otros, domadores de piedras,
hicieron de sus bordes cuchillos
y herramientas para espantar la muerte.
Las mujeres, de tanto caminar tanta belleza,
encontraron las leyes a las cosas,
domesticaron hierbas y semillas vistiéndolas de agua,
como sus sueños.
Todo por un instante fue perfecto...
Pero el hombre primero, sintiendo que robaban un tesoro
que sólo a él pertenecía,
construyó una frontera entre los otros y el agua.
El mundo fue muriendo. Se asfixiaron los peces,
abortaron las fieras, la selva deshizo sus tentáculos
en cristales de arena y los niños azules
se quedaron dormidos con las pequeñas bocas
vacías de espuma.
El primero fue también el último habitante,
vuelto sombra otra vez de acuáticos recuerdos,
se erigió emperador de un desierto fantasma
que repetía pesadillas de agua en su mirada.
I Martínez
martes, 12 de agosto de 2008
Quién se acuerda de ti
Aquí os dejo este tema de Mikel Erentxun del disco Acróbatas que se titula: Quién se acuerda de ti.
domingo, 10 de agosto de 2008
Palabras... No dichas
Pero existir en otro os dará tanto miedo
que apretaréis los labios, encerraréis con fuerza
las palabras más ciertas en la esquina profunda de la boca.
Entonces reinará la quietud en vuestros días.
Compartiréis la sopa, los mocos de los niños,
la mesa, el dormitorio, la tele, la rutina...
Habrá tantos objetos compartidos
que cuando os desnudéis y os miréis al espejo
ya no recordaréis el rostro que teníais.
Todas las cosas por decir
anidarán en esa misma esquina de la boca.
Para que no se enquisten, mojaréis con refrescos,
cerveza, leche, vino, cien líquidos distintos la garganta,
y, aún así, se os secará la risa.
Después reinará en el jardín una paz penetrante
que borrará el olor de las palabras.
Olvidaréis el nombre de las cosas que quisisteis decir,
pero en sueños desearéis la certeza que os vacíe la boca,
que salve vuestra vida del silencio.
Isabel Martínez Poyatos
sábado, 9 de agosto de 2008
RE-CITA (Citas citadas por amigos)
Pero antes quiero citar unas palabras de mi amigo, porque no tienen desperdicio:
"España debe ser el único país donde es caro trabajar".
Y es que él -y me imagino que muchos también- es un trabajador que tiene la desgracia de que (ya sea en lo público o en lo privado, porque parece que es una enfermedad muy extendida en el mundillo laboral, que no entiende de tipos de contratos) los únicos meses que consigue cobrar –eso sí con los 10 días mínimo de demora que es habitual en el INEM- es cuando está en el paro. Hay que ver para creer...
Aún así no se deja vencer por el desánimo y me envía unas cuantas citas que os copio:
de Byron:
"Es dulce saber que hay un ojo que nos verá y brillará más a nuestra llegada".
de Cicerón:
"Cuanto más bueno es un hombre, tanto más difícilmente sospecha de la maldad de los demás".
"Me interesa más mi conciencia que la opinión de los demás"
y de Robert Browning
"Lo que ennoblece al hombre no es su acto, sino su deseo"
Pétalo a pétalo y otros poemas
Pensó tanto en la rosa,
la aspiró tantas veces en su ensueño,
que cuando vio una rosa
verdadera
le dijo
desdeñoso,
volviéndole la espalda:
--mentirosa.
Ángel González
de Prosemas o menos
MONÓLOGO INTERIOR
Manolo go
interiormente za
cuando su mujer dice fornica por formica.
Ángel González
de Procedimientos narrativos
APOTEGMA
No hay otra solución:
si de verdad amas a Eurídice,
vete al infierno.
Y no regreses nunca
Ángel González
de Muestra, corregida y aumentada, de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que habitualmente comportan.
Sí, tengo que recomendarlo, ya veis que llevo días colgando algunos poemas, es uno de los grandes. Creo que es necesario recuperar la conciencia, ya dicen los expertos que el pensamiento está débil hoy, aunque quizá no es el pensamiento lo débil, sino el compromiso con la realidad. Por eso, y por muchas cosas más que ahora no vienen al caso, necesito recomendar a Ángel González y su libro: Palabra sobre palabra (obra completa 1956-2001). Editado por Seix Barral (primera edición aumentada 2004, quinta impresión 2008). Creo que no recoge los 19 inéditos del libro 101+19=120 poemas, publicado por Visor en el 2000.
viernes, 8 de agosto de 2008
Un tema de Stan Getz
Que lo disfrutéis.
“Soul Eyes”Stan Getz (s), Kenny Barron (p), Alex Blake (b), Eddie del Barrio (d).Munich Philharmonic Hall, 1990.
El día del miedo
y la boca se seca. Los labios se desprenden a mordiscos
cuando los besos sangran y lleva el alma el peso
de un latido que se extingue.
Inútil, entonces, el corazón:
no canta y se estremece de frío.
Oh, triste de ti si llega el día,
si la piel se te rompe como uno de esos cauces del estío
donde cada señal es el profundo hueco de una arruga
de tiempo, o de ese amor
que se fue sin sentirlo en la caricia rechazada
del miedo a vivir.
Isabel Martínez Poyatos
Los falsos toreros de Cinelandia
Ramón Gómez de la Serna
de Cinelandia (1923)
jueves, 7 de agosto de 2008
El otro Midas
en quimeras, pero peor aún que a quien emulas,
devuelves lo que tocas a su ser primigenio
y quedas lamentando fantasmas imposibles
de tu mentido sueño. ¿Qué harás después
cuando mires los ojos de los vivos
y no distingas odio de belleza?
Isabel Martínez Poyatos
miércoles, 6 de agosto de 2008
Ser de esperanza y lluvia
Vicente Aleixandre
de Pasión de la Tierra
Fuga a caballo (fragmento)
Tengo miedo de quedarme con la cabeza colgando sobre el pecho como una gota y que la sequedad del cielo me decapite definitivamente.
Vicente Aleixandre
de Pasión de la Tierra
martes, 5 de agosto de 2008
Edipo sin buscarlo
Hoy he comenzado un relato que no sé dónde me llevará, pero que me ha gustado bastante, sobre todo por su espontaneidad -no me refiero al estilo, sino al modo cómo me vino-. Igual me acostumbro y lo voy continuando por aquí. Ahí va el comienzo:
Cuando llegaba el ocaso, evitaba mirar directamente la puesta de sol. No por la melancolía que produce en los espíritus románticos asistir a la muerte de una estrella, aunque sea una muerte provisional, para observar cómo se va desvaneciendo el saludable tono apolíneo hasta llegar a una obscuridad dolorosamente cenicienta, cuando no cárdena o de un negror de tormenta irracional, no. Lo que verdaderamente temía era sentir que el sueño empezaba a hacer mella en su espíritu, porque entonces se le caían los ojos y tomaba el aspecto triste y anacrónico de un Tiresias, o peor, de un Edipo recién estrenada su ceguera.
Durante años anduvo evitando a las mujeres. Todas las que conocía, después de una breve época de encuentros en los parques, en los cines, a media tarde, terminaban por suplicarle que las llevase al mar y allí, mirando al horizonte, apoyaban sus tiernas cabecitas en su hombro, esperando el momento en que el sol se dejara morir bajo la tierra, para fundirse con él en un beso apasionado. Él no comprendía por qué esa huída del sol le daba tanto sueño, igual que no comprendía la manía de cada una de sus novias. Y, lo que era peor aún, ignoraba qué extraña enfermedad, qué carencia vitamínica podría producirle esa caída de ojos cada vez que empezaba a dormirse.
Después, era incapaz de conciliar el sueño durante largo rato o tenía múltiples pesadillas. Lo inquietaba la expresión de espanto que seguía al primer borboteo, cuando uno de sus globos oculares empezaba a ejercer presión y escapaba de la cuenca y, extraída de su ensueño, la mujer, que hasta entonces lo besaba con los ojos cerrados, abría los suyos y sorprendía su pupila resbalando por la mejilla; o aquellas otras veces en que, si se habían demorado algo más en el beso, le caía por el cuello y era sorprendida en el sagrado espacio reservado a ella, dejando sentir la insoportablemente gelatinosa presencia en su pecho... Esas visiones de sus sueños siempre le dejaban al despertar la misma sensación de desamparo que a Frankestein cuando su amigo ciego le desprecia porque seres insensibles se han empeñado en abrirle los ojos y provocar su pánico.
...CONTINUARÁ...
(es una amenaza?)
Isabel Martínez
Clonación con fines comerciales
¿Tan poco valor tiene la individualidad que aún hay quien piensa que se puede resucitar a los muertos clonando sus genes? ¿Es que el aprendizaje, vivir, no sirve para nada? ¿Solo basta nacer para existir tal cual somos o seremos? ¿Tan poca libertad se nos concede?
Me da pena esta señora porque cuando se le mueran estos pobres perritos querrá repetir la experiencia multiplicada por cinco. Entonces se dará cuenta de que además de los genes hay algo más... No digo que sea el alma, sino eso que nos imprime el vivir y nos construye.
Espero que al menos les ponga distintos nombres, por eso de variar y tal...
lunes, 4 de agosto de 2008
Breves
Para vivir me basto.
...
La lluvia es incapaz de comprender
por qué te lloro.
...
¿Dónde comenzará el momento
de partir? Me duele
mi propia ausencia.
Pienso; pero no estoy
en mí.
...
Los mejores versos se cumplen
en dos letras:
sí.
...
Un hombre no es igual
a otro hombre, como
un río no es igual
a otro río.
La materia no cambia,
sólo el recorrido.
...
Para morirme al fin
necesito primero
creer en mi existencia.
...
¿Es el mundo una huella
impresa en mí;
o es impresión mi paso
para el mundo?
...
Cuando apagan las luces
tu muerte me parece una función
a punto del estreno.
...
Me asustan los espejos
cuando miran mis ojos.
...
De todas las alturas que alcanzo
con mi sueño, la mejor
es saber de mi existencia
cuando despierto.
...
Es el castigo: tener
en la boca tu nombre
y no romper el miedo
a pronunciarte.
...
No quiero medir mis versos
si no mido el empuje de tu vuelo
cuando amas.
...
Poema y variación
Hoy son los besos tan frágiles
que una palabra podría hollar en ellos
y truncarles el rumbo...
Y volverlos a mí, que los esquivo.
Variación
Hoy son los versos tan frágiles
que una palabra podría hollar en ellos
y truncarles el rumbo...
Y volverlos a mí, que los escribo.
...
La rosa no es igual a la rosa
en otro instante.
Y preferimos morir
a marchitarnos.
...
Tu corazón es el aullido lánguido
del lobo en mi ventana.
I Martínez P
domingo, 3 de agosto de 2008
Pretéritos los brillos de tu boca
en las esquinas.
Hubo una rosa que anunció tu silencio
en su pétalo mudo.
Hubo un adiós, y todo se venció
cuando tu paso hería los caminos.
Hubo más soledad aquellos días.
(Vuelvo los ojos al olvido
y en su revés destellos de tu boca).
Ya no hay carne para besar a gritos.
Ya no hay piel que reclamar llorando.
Ya no hay lumbre, ni fuego, ni cenizas.
Pero el ocaso tiene un color tan triste...
Que he de cerrarme yo para mirarlo.
Isabel Martínez Poyatos
Eso no es nada
para apretar como es debido un trozo de madera,
sólo nos quedaría entre las manos
un poco de tierra.
Y si tuviésemos más fuerza todavía
para presionar con toda la dureza
esa tierra, sólo nos quedaría
entre las manos un poco de agua.
Y si fuese posible aún
oprimir el agua,
ya no nos quedaría entre las manos
nada.
Ángel González
de Áspero Mundo
Este poema lo copio para un amigo mío que no cree tener tanta fuerza. Quizá no sea una cuestión de fuerza, sino de esperanza, ¿no?
Son las gaviotas, amor
Las lentas, altas gaviotas.
Mar de invierno. El agua gris
mancha de frío las rocas.
Tus piernas, tus dulces piernas,
enternecen a las olas.
Un cielo sucio se vuelca
sobre el mar. El viento borra
el perfil de las colinas
de arena. Las tediosas
charcas de sal y de frío
copian tu luz y tu sombra.
Alto gritan, en lo alto,
que tú no escuchas, absorta.
Son las gaviotas, amor.
Las lentas, altas gaviotas.
Ángel González
de Áspero Mundo