viernes, 1 de marzo de 2019

Alud de tus caballos enloquecidos

Leo, leo, leo
el alud de caballos enloquecidos
que brota de tu herida,
el grito quemante con que alumbras
esta pequeña esquina del mundo;
paladeo lo mismo la savia y el vómito,
la rabia y la dulgencia.
No perdonar el culto a la manada
ni la genuflexión de los corderos.
Correr hasta expulsar el cáncer por la boca.

I. Martínez

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