Midas del sueño, conviertes realidades
en quimeras, pero peor aún que a quien emulas,
devuelves lo que tocas a su ser primigenio
y quedas lamentando fantasmas imposibles
de tu mentido sueño. ¿Qué harás después
cuando mires los ojos de los vivos
y no distingas odio de belleza?
Isabel Martínez Poyatos
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