No volveré a aplicar para que pase,
pues aprendí a las malas -con la frente-
que se ganan batallas diferentes
usando ambas la maña y el envase.
Me he curado de ti y de tu desfase;
de esa penosa labia intrascendente
que hizo del puro amor un accidente
donde reina el desliz en cada frase.
Ya no creo en promesas a futuro
ni en juramentos hueros con edenes
que estampan ilusiones contra muros.
Los príncipes azules van en trenes
hacia nunca jamás, se fingen puros,
mientras te siembran astas en las sienes.
Isabel Martínez Poyatos
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