Con devoción retuerzo las manos;
quiero exprimirles vida,
pero sale un hilillo deforme
de nada; si fuera sangre,
crearía un altar con mi pecho
para inmolarlo.
Son tantos días despeñados en cadena,
que sería interminable contarlos
para dormirse.
Y no puedo. Insomne
de balidos moribundos.
I. Martínez
2 comentarios:
Esos días, los días hechos ¿de qué?, un beso fuerte.
Hoy, de amistad. Gracias.
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