Palabra, ¿me abandonaste
o yo te abandonaba
creyendo sublimarte a la belleza?
Letra a letra, te fuiste sometiendo
a las profundidades de mi entraña;
los pulmones se olvidaban del aire,
la boca se oxidó; sus goznes rechinan
cuando la muevo.
Mordí una lengua avergonzada
de propia indecisión, y, ahora,
si apenas templo los dedos por retomarte,
noto la artrosis u otra enfermedad que me entumece.
Debí buscarte en los ojos de otoño,
en el último hueco que anidó mi corazón, en el latido...
Hoy escucho tu tenue parpadeo hacia la vida
y crece la esperanza.
I. Martínez
Espero no deshonrar a Alberti por tomarle prestado el título, pero me vino
como una llamarada a la boca y lo tuve que escribir en mi poema.
1 comentario:
La poesia me deja la sensacion de algo que pudo ser, de tiempo perdido,
y con un dejo e esperanza...
me gusto mucho
Publicar un comentario