Furia de sol latiendo a mediodía,
llamando a locura completa,
campana vítrea quemando los espacios;
estío.
Mis teclas se subliman,
mi voz desaparece debajo de las uñas que arden,
el reloj enloquece sus giros.
Soledad abrasando la garganta del aire,
amputando los sueños;
estío.
¿Hasta cuándo?
¿Hasta quién, esta asta,
este hastío de estar
estío?
Barbecho mi corazón,
cenizas esparzo;
pacen débiles corderos,
padecen pacientes
otro pedazo de mi
pecho
ahíto...
Ahí... to...
do
estío.
I. Martínez
I. Martínez
No hay comentarios:
Publicar un comentario