Hoy, un poquito de clásica.
La pieza que pongo es del compositor italiano Giuseppe Tartini (1692-1770). La composición es algo posterior a Las cuatro estaciones de Vivaldi.
Según refiere el astrónomo francés Joseph Jérôme Lefrançois de Lalande, en su libro de viajes Voyage d'un Français en Italie (París, 1769), Tartini decía que el propio diablo se le había aparecido en un sueño y él le había prestado su violín por ver qué hacía. Lo malo fue que, al despertar, Tartini trató de recomponer lo que había escuchado en el sueño, pero lo que escribió era muy inferior, a juicio del propio Tartini.
Como curiosidad reciente os diré que esta pieza está incluida en la puesta en escena de la obra La Estrella de Sevilla de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, (todavía de gira por España), con la dirección y adaptación de Eduardo Vasco, quien también es responsable del espacio sonoro.
¡A disfrutrar!
PARTE I
PARTE II
martes, 21 de julio de 2009
sábado, 18 de julio de 2009
Un poema de amor
Un poema de amor [Grabación sonora]
Hoy, como dice el título, un poema de amor, recitado por su propio autor. Que lo disfrutéis.
Autor y Voz: Nicolás Guillén
Fuente del audio: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras?Ref=2854&audio=0
Leer el poema en: http://www.poesi.as/ng71020.htm
Hoy, como dice el título, un poema de amor, recitado por su propio autor. Que lo disfrutéis.
Autor y Voz: Nicolás Guillén
Fuente del audio: http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras?Ref=2854&audio=0
Leer el poema en: http://www.poesi.as/ng71020.htm
lunes, 13 de julio de 2009
La espera
Todos los días suena el despertador. Nos levantamos. Él se marcha a trabajar; yo me quedo en casa. Al principio me encantaba la perspectiva de pertenecerle: íbamos a ser felices, tendríamos un hijo, yo cuidaría de que todo estuviera correctamente, de alimentar al gato, de mantener un orden.
Ahora me sigue fascinando el momento en que él me besa en el umbral y me desea un buen día. Yo vuelvo a mi rincón. Escucho cómo gira la llave: una vuelta, otra vuelta, otra vuelta más. Cinco, creo; son cinco vueltas en total.
Las persianas están programadas para levantarse justo al terminar la última vuelta de la llave. Se abren a media altura y puedo contemplar el bloque de enfrente. Hay un árbol delante de la ventana, parece un olmo, con un espeso ramaje que alberga a varias familias de palomas. Sí, palomas, creo que son palomas. A veces, sueño que no son palomas, que podrían ser jilgueros, o cuervos, o que no hay pájaros en ese árbol y, a pesar de todo, escucho sus gorjeos, sus conversaciones sin palabras. Otras, se convierten en personas que me tienden la mano.
El sueño dura el resto del día, la visión de la calle sólo tres minutos y cincuenta y cuatro segundos, coincidiendo con la canción Who wants to live forever que le sirve de fondo orquestal. Me costó siete años lograr el consenso y ahora empieza a cansarme la melodía, pero no se lo digo, por si se enfada.
Del tema de los hijos ya no me quejo. En realidad es un alivio no haberlos tenido, supondrían demasiado trabajo todo el día. Además, mientras pasan las horas y permanezco en mi "pequeño albergue", sola en la oscuridad, sin distracciones, puedo comprender los milagros de la naturaleza y de la vida: analizar cómo va cambiando el sol su altura, día a día, y predecir cómo se irá retrasando la amanecida, o cuándo decidirá el jardinero iniciar la aspersión; suponer si se habrán mudado los de enfrente o si estarán de vacaciones. Llevo la cuenta de múltiples sonidos y los interpreto a mi antojo: el paso de los coches, los niños que juegan en el parque, el oficial de correos cuando empieza su turno y se despide del compañero. Estoy contenta porque soy dueña de los pequeños detalles que nunca importan a ninguno.
Sobre mi última petición, aún no me ha respondido. Se la recuerdo todas las semanas, desde hace dos años, pero aún no he logrado convencerle de que abra también la ventana. Tiene miedo de que grite, lo comprendo, pero le he prometido no hacerlo. Creo que no cederá, mientras no me crea. Por eso, hoy he tomado la decisión de pedirle que me corte la lengua, así podré sentir la brisa y, con suerte, quizá se me acerque algún pequeño insecto o se cuele alguna mosca y podamos compartir algunas horas.
I. Martínez
Ahora me sigue fascinando el momento en que él me besa en el umbral y me desea un buen día. Yo vuelvo a mi rincón. Escucho cómo gira la llave: una vuelta, otra vuelta, otra vuelta más. Cinco, creo; son cinco vueltas en total.
Las persianas están programadas para levantarse justo al terminar la última vuelta de la llave. Se abren a media altura y puedo contemplar el bloque de enfrente. Hay un árbol delante de la ventana, parece un olmo, con un espeso ramaje que alberga a varias familias de palomas. Sí, palomas, creo que son palomas. A veces, sueño que no son palomas, que podrían ser jilgueros, o cuervos, o que no hay pájaros en ese árbol y, a pesar de todo, escucho sus gorjeos, sus conversaciones sin palabras. Otras, se convierten en personas que me tienden la mano.
El sueño dura el resto del día, la visión de la calle sólo tres minutos y cincuenta y cuatro segundos, coincidiendo con la canción Who wants to live forever que le sirve de fondo orquestal. Me costó siete años lograr el consenso y ahora empieza a cansarme la melodía, pero no se lo digo, por si se enfada.
Del tema de los hijos ya no me quejo. En realidad es un alivio no haberlos tenido, supondrían demasiado trabajo todo el día. Además, mientras pasan las horas y permanezco en mi "pequeño albergue", sola en la oscuridad, sin distracciones, puedo comprender los milagros de la naturaleza y de la vida: analizar cómo va cambiando el sol su altura, día a día, y predecir cómo se irá retrasando la amanecida, o cuándo decidirá el jardinero iniciar la aspersión; suponer si se habrán mudado los de enfrente o si estarán de vacaciones. Llevo la cuenta de múltiples sonidos y los interpreto a mi antojo: el paso de los coches, los niños que juegan en el parque, el oficial de correos cuando empieza su turno y se despide del compañero. Estoy contenta porque soy dueña de los pequeños detalles que nunca importan a ninguno.
Sobre mi última petición, aún no me ha respondido. Se la recuerdo todas las semanas, desde hace dos años, pero aún no he logrado convencerle de que abra también la ventana. Tiene miedo de que grite, lo comprendo, pero le he prometido no hacerlo. Creo que no cederá, mientras no me crea. Por eso, hoy he tomado la decisión de pedirle que me corte la lengua, así podré sentir la brisa y, con suerte, quizá se me acerque algún pequeño insecto o se cuele alguna mosca y podamos compartir algunas horas.
I. Martínez
jueves, 9 de julio de 2009
El Callejón del Gato
Miro el cuchillo y el filo
ni ríe, ni se inmuta,
si la mente le traza caminos
inexistentes.
Me apoyo en el abismo
y abro los ojos:
veo un jardín y tardes imposibles,
calientes, lentas nubes
y pájaros llorando.
Parpadeo
y el pálpito desnudo
del arte de mi sueño
bordea aquel juguete:
la mente y sus espejos.
Desaparezco el cuchillo
y llega el hambre... Nunca
hubo jardín.
Ay, pequeñez de sangre
enclaustrada en tus cápsulas de arena,
rompe el surco, rebate la condena,
muerde vida...
Abraza el espejismo
o calla para siempre.
I. Martínez
ni ríe, ni se inmuta,
si la mente le traza caminos
inexistentes.
Me apoyo en el abismo
y abro los ojos:
veo un jardín y tardes imposibles,
calientes, lentas nubes
y pájaros llorando.
Parpadeo
y el pálpito desnudo
del arte de mi sueño
bordea aquel juguete:
la mente y sus espejos.
Desaparezco el cuchillo
y llega el hambre... Nunca
hubo jardín.
Ay, pequeñez de sangre
enclaustrada en tus cápsulas de arena,
rompe el surco, rebate la condena,
muerde vida...
Abraza el espejismo
o calla para siempre.
I. Martínez
miércoles, 8 de julio de 2009
El interior de una "sala de maternidad" de estrellas
Pues sí, gracias a los vídeos y fotos de la ESO, podemos viajar al interior de nuestra galaxia hasta la nebulosa Omega, una zona donde nacen estrellas abundantemente, que, además, está llena de estrellas supergigantes azules.
A disfrutarlo!
Si os colocáis sobre la imagen aparece un cursor para que comencéis a visualizar el vídeo. Si no lográis verlo bien, al fin de la página está el enlace a la web de la ESO (Organización Europea de Astronomía).
Credit: ESO, Digitized Sky Survey 2, Panther Observatory, R. Gendler and A. Fujii. Music by dogstar. http://www.eso.org/gallery/v/Videos/Nebulae/vid-25a-09_FLASH.flv.html
A disfrutarlo!
Si os colocáis sobre la imagen aparece un cursor para que comencéis a visualizar el vídeo. Si no lográis verlo bien, al fin de la página está el enlace a la web de la ESO (Organización Europea de Astronomía).
Credit: ESO, Digitized Sky Survey 2, Panther Observatory, R. Gendler and A. Fujii. Music by dogstar. http://www.eso.org/gallery/v/Videos/Nebulae/vid-25a-09_FLASH.flv.html
Who wants to live forever
Hoy va de música. Os pego un vídeo de Queen y os pongo la letra, para que la disfrutéis.
Letra y música están compuestas por Brian May para la película Highlander (Los Inmortales), 1986.
WHO WANTS TO LIVE FOREVER
Theres no time for us
Theres no place for us
What is this thing that builds our dreams yet slips away
From us
Who wants to live forever
Who wants to live forever....?
Theres no chance for us
Its all decided for us
This world has only one sweet moment set aside for us
Who wants to live forever
Who wants to live forever?
Who dares to love forever?
When love must die
But touch my tears with your lips
Touch my world with your fingertips
And we can have forever
And we can love forever
Forever is our today
Who wants to live forever
Who wants to live forever?
Forever is our today
Who waits forever anyway?
Letra y música están compuestas por Brian May para la película Highlander (Los Inmortales), 1986.
WHO WANTS TO LIVE FOREVER
Theres no time for us
Theres no place for us
What is this thing that builds our dreams yet slips away
From us
Who wants to live forever
Who wants to live forever....?
Theres no chance for us
Its all decided for us
This world has only one sweet moment set aside for us
Who wants to live forever
Who wants to live forever?
Who dares to love forever?
When love must die
But touch my tears with your lips
Touch my world with your fingertips
And we can have forever
And we can love forever
Forever is our today
Who wants to live forever
Who wants to live forever?
Forever is our today
Who waits forever anyway?
lunes, 6 de julio de 2009
Celebraciones
Hoy vengo a celebrar con los sepultureros
-que, a pesar de la crisis,
conservan su trabajo y les sobra fortuna-
que, por otra vez, al menos,
no somos el muerto.
I. Martínez
-que, a pesar de la crisis,
conservan su trabajo y les sobra fortuna-
que, por otra vez, al menos,
no somos el muerto.
I. Martínez
De sueños
Me inquieta la muerte de la luna
-una vez cada mes-
que deja tanta noche
para nadie.
La oscuridad sueña caballos
que me miran.
I. Martínez
-una vez cada mes-
que deja tanta noche
para nadie.
La oscuridad sueña caballos
que me miran.
I. Martínez
El hombre-llave
GRÁMATICA PARDA
Composición
Compuestos ortográficos
Inicio un nuevo y apasionante apartado: "Gramática Parda" (lo sé, soy poco original y creo que me copié de Juan García Hortelano, qué le voy a hacer, no soy un genio), donde espero aportar mi pequeña contribución a la compresión literaria de la gramática.
El hombre-llave
Era el hombre-llave del gobierno; estaba en todas partes, allí donde se le necesitara, abriendo paso al presidente: su despacho, las salas de reuniones, el Congreso... Hasta el Tesoro Público: lo abría todo.
Un día se asustaron, lo habían perdido. Lo buscaron por todas partes, en los ojos de las puertas, por si se había quedado atascado en alguno. El esfuerzo fue inútil, incluso rastrearlo con perros-policía.
Cundió el pánico; a punto estuvo el presidente de renunciar al puesto...
Suerte que Número-dos, siempre alerta, confesó que había tomado la precaución de clonarlo.
I. Martínez
Composición
Compuestos ortográficos
Inicio un nuevo y apasionante apartado: "Gramática Parda" (lo sé, soy poco original y creo que me copié de Juan García Hortelano, qué le voy a hacer, no soy un genio), donde espero aportar mi pequeña contribución a la compresión literaria de la gramática.
El hombre-llave
Era el hombre-llave del gobierno; estaba en todas partes, allí donde se le necesitara, abriendo paso al presidente: su despacho, las salas de reuniones, el Congreso... Hasta el Tesoro Público: lo abría todo.
Un día se asustaron, lo habían perdido. Lo buscaron por todas partes, en los ojos de las puertas, por si se había quedado atascado en alguno. El esfuerzo fue inútil, incluso rastrearlo con perros-policía.
Cundió el pánico; a punto estuvo el presidente de renunciar al puesto...
Suerte que Número-dos, siempre alerta, confesó que había tomado la precaución de clonarlo.
I. Martínez
Suscribirse a:
Entradas (Atom)