lunes, 26 de abril de 2010

Noche cervantina

El pasado viernes 23 de abril, Día del libro, Noche de los libros (debe de ser que por tantos actos y conmemoraciones a lo largo de todo el día acaban por multiplicarse), me deslicé hasta la sala Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes de Madrid para participar en uno de los actos de la XIV Lectura Continuada del Quijote: el concierto que bajo el tema Un recorrido por el Clasicismo español y europeo interpretó la Orquesta de la Universidad Carlos III de Madrid.

En cuestiones de música y, en particular, de clásica soy una humilde degustadora con escasos conocimientos técnicos, por lo que me disculpo con los músicos por no poder evaluar con mayor criterio su trabajo. Tengo que decir que el repertorio y la interpretación consiguieron cautivarme. La que menos, la primera pieza, quizá porque servía para romper el hielo, me pareció algo peor acompasada; como si los engranajes tuvieran que rodar un poco para encontrar su hueco y acoplarse. Pero, inmediatamente después, la interpretación del Andante para flauta y orquesta Kv. 315 de Mozart, me transportó a alguna región inconcreta de mi fantasía (creo que ese fue su gran mérito, en un día de libros y ficciones). El solista, Alfredo Deaño Cabrera (flauta), puso todo su empeño y, al menos a mí, logró emocionarme.

Su granito de arena en homenaje a Cervantes fue la interpretación de la Suite Don Quixote de Telemann, para la que contaron con el apoyo del Aula de Teatro de la misma Universidad.  Cada fragmento de la pieza iba precedido de la lectura del correspondiente texto cervantino. He de reconocer que, aunque también se esforzó mucho, la lectora no logró conmoverme. En este punto, me voy a permitir unos cuantos consejos: más naturalidad (en diversos momentos me resultó sobreactuado), algo más de ritmo (a veces, la lectura resultaba lenta y dejaba huecos para despistarse). A la salida, escuché algún comentario en que se proponía que era preferible un narrador masculino para las voces de Don Quijote y Sancho, pero no estoy de acuerdo; la narradora trató de modular distintas voces, además de la propia de su función, y lo hizo bastante convincentemente (quizá, se le podría haber pedido algo más de pasión para Quijote, que resultó algo serio). Nuestro aplauso en la parte más picante, la narración del "trote de Rocinante", es decir, la famosa aventura de Rocinante con las yeguas del capítulo XV de la Primera Parte, que fue divertida, provocadora y pícara, y en la que María San Miguel demostró que tiene talento y que puede dar mucho de sí, si controla sus nervios.

En definitiva, se percibe el trabajo que hay detrás de la Orquesta y el empeño de un grupo bien dirigido.

Me gustaría elogiar la apuesta de la Universidad Carlos III por las actividades culturales. No sólo reconoce con créditos de libre configuración el trabajo de los estudiantes que participan en estas actividades (Coro, Orquesta, Danza, Teatro), dando un valor formal al cultivo de las disciplinas artísticas, sino que ha creado un "pasaporte cultural" con descuentos en las actividades organizadas en la universidad, además de la posibilidad de otro tipo de acercamiento a la cultura: encuentro con directores, actores, visualización de ensayos... Ojalá cunda el ejemplo.

Más información:
Aula de las Artes de la UC3M: http://www.auladelasartes.es/
Universidad Carlos III: http://www.uc3m.es
Círculo de Bellas Artes: http://www.circulobellasartes.com

La incontestable espera literaria

(instrucción: leer con acento argentino)

El escritor espera. -En esa indiferencia
frágil de las uñas contra el reloj
que va cayendo en la tarde.-
Se mira en su espejo de metal,
azul el ojo le devuelve la mirada.
Ha decidido que aquél será el último día
de su latir tempestuoso.
Ha crecido. Lejos, la paz de ama de llaves,
su cara angelical con que trae las palomas
que busca bajo su falda. Más lejos
aún, el olor de la axila de una joven estudiante
de crítica social que idolatra
su leve hipocresía. Y yo
-con cierto miedo obsceno-
observo que comienzo a parecer,
estérilmente,
su corbata.

I. Martínez

miércoles, 14 de abril de 2010

El cielo de Unamuno

He leído un poema de Unamuno titulado "Mi cielo", de su libro Rosario de sonetos líricos, incluido en la famosa Antología de poesía española de Gerardo Diego, del que extraigo un par de versos que me han calado profundamente porque en estos momentos de mi vida, en la que voy sintiendo que llevo una trayectoria con cierto peso, me identifico plenamente:

"Es revivir lo que viví mi anhelo,
y no vivir de nuevo nueva vida;"

No deja de traerme ciertas reminiscencias del "eterno retorno" de Nietzsche...

Quizá la nueva vida a la que uno haya de aspirar sea el futuro de la presente... El pasado ha de asumirse tal cual, tan hermoso y tan lábil como haya sido.
Una entrada breve para abrir boca después de la ausencia.