lunes, 16 de noviembre de 2009

Herida 1

Abro mi pecho a la vida; no escucho la llamada
y culpo a estas manos;
-pobres pequeñas manos.
El día dispara su boca y engulle un sueño más;
hunde el miedo sus pies en mis raíces
y me crece la hiedra.
Estéril como la rosa al borde del abismo.

I: Martínez

Aniversario

                       A Rufina

Invariablemente mi reloj
-que no sabe tu ausencia-
me avisa que cumplías
noventa y cinco años;
la pena -que aventaja al augurio-
hoy soñaba contigo,
y mi cabeza...
¡Cuántas veces
me decapitaría
por acallar su estéril opinión
de la experiencia!
Y qué me importa nada,
si dice el corazón tu vuelo,
lo canta mi latido.

I. Martínez

domingo, 15 de noviembre de 2009

LA ARBOLEDA PERDIDA

Palabra, ¿me abandonaste
o yo te abandonaba
creyendo sublimarte a la belleza?
Letra a letra, te fuiste sometiendo
a las profundidades de mi entraña;
los pulmones se olvidaban del aire,
la boca se oxidó; sus goznes rechinan
cuando la muevo.
Mordí una lengua avergonzada
de propia indecisión, y, ahora,
si apenas templo los dedos por retomarte,
noto la artrosis u otra enfermedad que me entumece.
Debí buscarte en los ojos de otoño,
en el último hueco que anidó mi corazón, en el latido...

Hoy escucho tu tenue parpadeo hacia la vida
y crece la esperanza.



I. Martínez

Espero no deshonrar a Alberti por tomarle prestado el título, pero me vino
como una llamarada a la boca y lo tuve que escribir en mi poema.

Pizarnik

por un minuto de vida breve
única de ojos abiertos
por un minuto de ver
en el cerebro flores pequeñas
danzando como palabras en la boca de un mudo.

De "Árbol de Diana" (1962)

LOS OJOS ABIERTOS

Alguien mide sollozando
la extensión del alba.
Alguien apuñala la almohada
en busca de un imposible
lugar de reposo.

De "Los trabajos y las noches" (1965)

Alejandra Pizarnik (Argentina, 1939-1972)